Visibilizar y entender las demencias
Mi familia no estaba preparada para que mi abuelo enfermara de Alzheimer. Hace treinta años nos pilló a todos por sorpresa; la falta de información y de experiencias previas solo complicó las cosas, y al final se convirtió en un trance doloroso, especialmente para su mujer y principal cuidadora: mi abuela.
Años después le tocó a ella ser diagnosticada con demencia senil y el proceso se repitió de nuevo. Cuando creíamos haberlas superado, volvieron la rabia, la tristeza y el desconcierto. Sin embargo, esta vez fuimos capaces de entenderlo más fácilmente; de aceptarlo y prepararnos para acompañarla por un camino durísimo.
La enfermedad de nonna coincidió con el nacimiento de mi sobrina, su bisnieta. Mientras una olvidaría cómo hablar, la otra aprendería cómo hacerlo. El Libro de la Cereza es un intento por acercar a dos generaciones marcadas por el desencuentro, poniendo en boca de Nonnia las palabras que no pudo decirle a su bisnieta..., porque cuando quiso hacerlo, descubrió que tenía vacío el tintero.
Hoy, en el día mundial del Alzheimer, me gustaría formular un deseo: que la novela que he escrito no solo le sirva a mi sobrina para conocer y querer a su bisabuela, o a mí para comprender lo sucedido. Me encantaría que ayudara a tantas personas como fuera posible a entender las demencias, a superar el miedo, y a brindar apoyo real, afectuoso, cercano y certero al enfermo.
Aparte de querer, cuidar y honrar a nonna, es lo único que puedo hacer (o lo que mejor sé hacer). Y es mi manera de agradecerle por el amor y la educación que nos dio; por enseñarme a querer sin egoísmo, y por ser la inspiración de una historia que, con suerte, será ejemplo para otros.
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